Hace algunos años envié un cuento a un concurso literario de mini cuentos. Creo firmemente que no es mi mejor mini cuento; no obstante, MINA figuró en el cuadro de honor con una Mención Especial. He aquí la obra en cuestión, que la disfruten:
El estallido atronador lo dejó completamente sordo. De pronto sintió el frío y agreste suelo a su espalda. Vio varias figuras humanas corriendo apresuradas; unas tratando de buscar refugio, otras que se le acercaban diligentes con intención de ayudarlo. Buscó sus sentidos y percibió que, aparte de la sordera que lentamente se iba diluyendo, todo estaba bien. Sentía su cabeza, sus manos, sus pies, sus dedos. Sentía todos sus dedos. Sí, los sentía. Se felicitó por su buena suerte: después de todo, había salido bien parado de la explosión.
–¡Una mina! ¡Pisó una mina! – gritó desaforado uno de los soldados del pelotón. Trató de levantarse pero no lo logró. En el instante que quiso pararse notó con horror que la mina le había volado un pie y hecho trizas el otro. Entonces se desmayó.